Es fascinante recordar ejemplos de la cultura popular del pasado que predecían cómo sería la vida en la década de 2020. Un ejemplo concreto es el de los coches voladores... y sin embargo, aquí estamos en 2023 y lo más cerca que hemos llegado hasta ahora es a la evolución de los coches autoconducidos, también conocidos como vehículos autónomos. Pero, ¿son los vehículos autónomos el futuro? ¿Y dónde empezó esta tendencia?
Según la definición del diccionario, los vehículos autónomos son automóviles capaces de percibir su entorno y circular con seguridad sin apenas intervención del conductor. Esta autonomía se consigue gracias a una tecnología en constante evolución: una serie de sensores (como el radar, el sonar y el GPS) trabajan conjuntamente con avanzados sistemas de aprendizaje automático y procesadores que interpretan y responden a dicha información sensorial.
Pero, ¿dónde empezó todo esto? Te sorprenderá saber que los primeros sistemas de conducción automatizada se empezaron a explorar en la década de 1920, ¡hace un siglo! Los experimentos y estudios se transformaron en ensayos en la década de 1950, y el primer coche semiautomatizado se desarrolló en 1977. Este viaje comenzó en Japón, concretamente en el Laboratorio de Ingeniería Mecánica de Tsukuba, y se aceleró rápidamente hacia Estados Unidos. En los años 80, los coches autónomos ya eran capaces de recorrer largas distancias de forma autónoma, evitar obstáculos e incluso circular fuera de la carretera.
Estados Unidos desempeñó un papel importante en la financiación de numerosos proyectos de investigación; por ejemplo, en 1991 se donaron 650 millones de dólares para la investigación del Sistema Nacional de Autopistas Automatizadas. Sin embargo, en años posteriores, el resto del mundo seguiría su ejemplo: en 2016, la Comisión Europea financió el desarrollo de una estrategia de innovación para la conducción automatizada. Volviendo a Estados Unidos, Waymo LLC comenzó a probar vehículos autónomos sin conductor de seguridad, aunque con un pasajero, por si acaso. Sin embargo, este cambio por sí solo demostró que, con décadas de investigación a sus espaldas, la confianza de los expertos en los vehículos autónomos iba en aumento.
A continuación, he aquí el presente: ¡la era del robotaxi! Los coches sin conductor están de moda, aunque hay que subrayar que actualmente no hay ningún vehículo a la venta que sea totalmente autoconducido. ¡Pero quién sabe lo que depara el futuro!
Hablando de futuro, la multitud de ventajas que ofrecen los vehículos autónomos justifica la dirección sin conductor que está tomando la industria del automóvil. En primer lugar, existen numerosos tipos de vehículos autónomos: el nivel de autonomía se adapta así a las necesidades del cliente. Desde el Nivel 1 hasta el Nivel 5, estos coches van desde conductores ocasionales y 'frenadores', hasta una toma de control total. Por ejemplo, el control de crucero adaptativo (disponible en un vehículo autónomo de nivel 1) permite a los coches reducir y aumentar automáticamente la velocidad, detectando la distancia a la que se encuentra el vehículo.
Por ejemplo, el control de crucero adaptativo (disponible en un vehículo autónomo de nivel 1) permite a los coches reducir y aumentar automáticamente la velocidad, detectando la distancia con otros vehículos. De este modo, los vehículos autónomos pueden hacer maravillas contra la congestión del tráfico.
Vivimos en un mundo en el que la IA domina todas las industrias; las máquinas son, francamente, más rápidas e inteligentes que nosotros. Por lo tanto, no es de extrañar que los conductores quieran soltar el volante, sentarse y relajarse, y ser conducidos personalmente por un verdadero experto. Además, las investigaciones han demostrado que los vehículos autónomos pueden mejorar en un 20% el consumo de combustible, lo que resulta prometedor a la luz de la crisis climática. Con el objetivo de alcanzar el Net Zero, también se ha producido un movimiento para que los vehículos autónomos sean predominantemente eléctricos.
Sin embargo, los vehículos autónomos no están exentos de problemas. Debido a su naturaleza informatizada y multidispositivo, los vehículos autónomos requieren altos niveles de energía. Esto plantea la cuestión de si los vehículos eléctricos podrían hacer frente a esta necesidad, lo que hace que cualquier plan para aumentar la sostenibilidad sea intrínsecamente defectuoso. Es más, hay una razón por la que los vehículos totalmente autónomos no están todavía disponibles; mientras que la flota actual de vehículos autónomos en el mercado son un activo para la seguridad del conductor, irónicamente, hay preocupaciones sobre los peligros potenciales de los vehículos totalmente sin conductor que se liberan en las carreteras. ¿Por qué? Porque los vehículos sin conductor presentan el riesgo de fallos tecnológicos, combustión y falta de instinto humano en la vida real.
En el mercado actual, a muchos también les preocupa que los conductores de vehículos sin conductor de cualquier nivel puedan ser inducidos a una falsa sensación de seguridad, actuando de forma pasiva cuando, por ley, deberían estar preparados para tomar el control de forma inminente en caso de que algo vaya mal.
Las cifras no mienten. La producción agrícola tendrá que multiplicarse por diez para alimentar a la creciente población; muchos científicos señalan el año 2050 como especialmente significativo: "el año en que el mundo se quedará sin alimentos".
Sin embargo, la tecnología está de nuestro lado. Hay muchos avances tecnológicos diseñados para ayudar a los agricultores a combatir la crisis alimentaria. Los vehículos autónomos son una de esas soluciones: los tractores autoconducidos se están emparejando con la Inteligencia Artificial para crear vehículos inteligentes ¡listos para gestionar la cosecha! Por ejemplo, en Octubre de 2019, John Deere desarrolló un prototipo de tractor autoconducido y pulverizador autopropulsado, y desde entonces ha revelado un tractor totalmente autónomo en el CES 2022.
A pesar de los retos que plantean los vehículos autónomos, es innegable que se han realizado progresos increíbles a lo largo del último siglo. La evolución del vehículo autónomo está en marcha, y se avanza constantemente hacia la autonomía automovilística definitiva. Además, quién sabe... ¡démosle otra década, y puede que por fin alcancemos la ansiada era de los coches voladores! Hablando en serio, es muy posible que, como mínimo, estemos rodeados de vehículos sin conductor.